Martes 16/06/2015, 19:15:05
Pellegrino...No Hay Camino
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Cuando todo hacía suponer que Mauricio Pellegrino iba a tener que esperar para dirigir a un grande, resultó ser que uno de los más grandes y después de dar algunas vueltas, terminó eligiéndolo.
Vaya uno a saber con qué convicciones, y luego de qué tipo de discusiones, se arribó a esa decisión, a todas luces, más como consecuencia, que por iniciativa. Y a todas luces sin demasiados fundamentos, en la medida que se estuvo conversando con otros entrenadores que no están en línea con lo que finalmente se eligió. Y esto no es ni bueno ni malo. Sólo que mostró que el técnico ungido por el “humo blanco” de la Comisión Directiva tendrá que hacer buena letra en lo mediato, si quiere pasar por el Rey de Copas sin sobre saltos. Por los de adentro, que no estaban convencidos y por los no convencidos de afuera, que al decir de Pablo Moyano, no saben nada y mucho menos saben, los que cuelgan banderas opinando que Pellegrino no les gusta. Opinión, por cierto, también escasa de fundamento, pero opinión al fin.
Nos guste o no ahora es nuestro entrenador y el deseo tiene que ser ese que muestra hoy la bandera de Domínico. Y que sea con toda la suerte, pero también que sea con todo el criterio y el racional futbolístico que se le pueda transmitir a estos jugadores. Un racional que deberá tener muchísima llegada a un plantel carente de carácter, compromiso, responsabilidad, garra y buen juego. De esto ya hablamos demasiado.
Antes de ahora tenemos que recordar, siendo fuertemente sinceros, que cuando a la mayoría se les “dio el gusto”, las cosas fueron mal y en algunos casos, muy mal. Al menos en los últimos 10 años. No tengan dudas que el voto del hincha a la hora de traer un entrenador, sin quererlo, termina dándole una razón que no tiene a Pablo Moyano. Pruebas al canto (él también es hincha, hay que decirlo) quisimos a Burruchaga y se lo trajo, quisimos a Gallego hasta para casarnos con él, luego de la aprobación, claro está, del matrimonio igualitario. Sin embargo tampoco funcionó. Y así también vino “el pelado me afano la notebook” Díaz y así nos fue.
Por eso es que sin dejar de decir lo que pensamos, sin dejar de opinar, porque al fin y al cabo esto es fútbol, tal vez tengamos todos que aprender a esperar. Es cierto que alguna señal también tendrá que venir de la cancha, pero no podemos permitir que el tiempo nos devore la paciencia y la ilusión de imaginar (con trabajo) a un Independiente en el podio de los más grandes del mundo.
Con o sin Pellegrino, pero en este caso si es con Pellegrino mejor. Es el que está y ojalá haya venido por “100 años”. Eso hablará de que las cosas se hicieron bien adentro y que los de afuera supimos acompañar.
Hoy está Pellegrino que agarra una brasa ya no tan caliente, porque Copa América mediante (copa chiquita y como para despuntar el vicio) hace que haya aguas que por un tiempo se calmen. Se traiga algún que otro jugador que puede pedir el técnico o al menos parecido y “barajar y dar de nuevo” para ver con qué nos encontramos a la vuelta del receso.
Que los resultados aparezcan pronto, calmará ansiedades y bajará presión a jugadores de por sí maniatados y a un entrenador que no tiene la culpa de lo que pasó en Independiente en los últimos 20 años y que no lo va a resolver en 20 meses. Lo que sí tiene que saber, es que trabajar en Independiente lo marcará para siempre en su carrera y lo que haga o deje de hacer, hablará del formato de su futura carta de presentación.
Pellegrino debe evaluar como empezar ese camino. Ni fútbol lindo, ni fútbol feo, ni fútbol defensivo y ni fútbol ofensivo. El concepto es lo que vale y lo que está obligado a saber, es que debe transmitirlo primero en la cancha y luego a nosotros. Por eso, que toda suerte lo acompañe y que toda la responsabilidad se vuelque para que, por una vez al menos, podamos sostener a un entrenador que es una incógnita, a cambio de tantas certezas frustradas que supimos elegir.
La única posibilidad de éxito la encontrará, en la medida que Independiente juegue a algo, sin libretos del pasado, ni tácticas futuristas. Con el libreto de Pellegrino, con
sus convicciones y con la inteligente flexibilidad para saber aceptar el cambio.
La puerta grande de un grande recibe a este entrenador con más preguntas que certezas. Pero no importa: es la misma por la que pasaron tipos muy grosos y de nuestro unificado agrado, pero que sin embargo, se tuvieron que ir por la ventana.
Por todo esto, Pellegrino... no hay camino….se hace camino al andar.
Un gusto
Vaya uno a saber con qué convicciones, y luego de qué tipo de discusiones, se arribó a esa decisión, a todas luces, más como consecuencia, que por iniciativa. Y a todas luces sin demasiados fundamentos, en la medida que se estuvo conversando con otros entrenadores que no están en línea con lo que finalmente se eligió. Y esto no es ni bueno ni malo. Sólo que mostró que el técnico ungido por el “humo blanco” de la Comisión Directiva tendrá que hacer buena letra en lo mediato, si quiere pasar por el Rey de Copas sin sobre saltos. Por los de adentro, que no estaban convencidos y por los no convencidos de afuera, que al decir de Pablo Moyano, no saben nada y mucho menos saben, los que cuelgan banderas opinando que Pellegrino no les gusta. Opinión, por cierto, también escasa de fundamento, pero opinión al fin.
Nos guste o no ahora es nuestro entrenador y el deseo tiene que ser ese que muestra hoy la bandera de Domínico. Y que sea con toda la suerte, pero también que sea con todo el criterio y el racional futbolístico que se le pueda transmitir a estos jugadores. Un racional que deberá tener muchísima llegada a un plantel carente de carácter, compromiso, responsabilidad, garra y buen juego. De esto ya hablamos demasiado.
Antes de ahora tenemos que recordar, siendo fuertemente sinceros, que cuando a la mayoría se les “dio el gusto”, las cosas fueron mal y en algunos casos, muy mal. Al menos en los últimos 10 años. No tengan dudas que el voto del hincha a la hora de traer un entrenador, sin quererlo, termina dándole una razón que no tiene a Pablo Moyano. Pruebas al canto (él también es hincha, hay que decirlo) quisimos a Burruchaga y se lo trajo, quisimos a Gallego hasta para casarnos con él, luego de la aprobación, claro está, del matrimonio igualitario. Sin embargo tampoco funcionó. Y así también vino “el pelado me afano la notebook” Díaz y así nos fue.
Por eso es que sin dejar de decir lo que pensamos, sin dejar de opinar, porque al fin y al cabo esto es fútbol, tal vez tengamos todos que aprender a esperar. Es cierto que alguna señal también tendrá que venir de la cancha, pero no podemos permitir que el tiempo nos devore la paciencia y la ilusión de imaginar (con trabajo) a un Independiente en el podio de los más grandes del mundo.
Con o sin Pellegrino, pero en este caso si es con Pellegrino mejor. Es el que está y ojalá haya venido por “100 años”. Eso hablará de que las cosas se hicieron bien adentro y que los de afuera supimos acompañar.
Hoy está Pellegrino que agarra una brasa ya no tan caliente, porque Copa América mediante (copa chiquita y como para despuntar el vicio) hace que haya aguas que por un tiempo se calmen. Se traiga algún que otro jugador que puede pedir el técnico o al menos parecido y “barajar y dar de nuevo” para ver con qué nos encontramos a la vuelta del receso.
Que los resultados aparezcan pronto, calmará ansiedades y bajará presión a jugadores de por sí maniatados y a un entrenador que no tiene la culpa de lo que pasó en Independiente en los últimos 20 años y que no lo va a resolver en 20 meses. Lo que sí tiene que saber, es que trabajar en Independiente lo marcará para siempre en su carrera y lo que haga o deje de hacer, hablará del formato de su futura carta de presentación.
Pellegrino debe evaluar como empezar ese camino. Ni fútbol lindo, ni fútbol feo, ni fútbol defensivo y ni fútbol ofensivo. El concepto es lo que vale y lo que está obligado a saber, es que debe transmitirlo primero en la cancha y luego a nosotros. Por eso, que toda suerte lo acompañe y que toda la responsabilidad se vuelque para que, por una vez al menos, podamos sostener a un entrenador que es una incógnita, a cambio de tantas certezas frustradas que supimos elegir.
La única posibilidad de éxito la encontrará, en la medida que Independiente juegue a algo, sin libretos del pasado, ni tácticas futuristas. Con el libreto de Pellegrino, con
sus convicciones y con la inteligente flexibilidad para saber aceptar el cambio.
La puerta grande de un grande recibe a este entrenador con más preguntas que certezas. Pero no importa: es la misma por la que pasaron tipos muy grosos y de nuestro unificado agrado, pero que sin embargo, se tuvieron que ir por la ventana.
Por todo esto, Pellegrino... no hay camino….se hace camino al andar.
Un gusto
“Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida, pero de algo estoy seguro: no saben nada de fútbol.” Eduardo Sacheri