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CREAR TEMA

Lunes 02/05/2016, 18:49:35
102 Posts - 15 Puntos
Escrito por Boneco de Lolo

Es hora de separar la paja del trigo.

La diferencia sustancial entre el nivel mostrado el año pasado y éste, fundamentalmente tiene que ver con los impensados bajones de Méndez y Benítez mas la poca continuidad de Vera.

Un escalón más abajo, son la ventas de Mancuello y Pisano (sobre todo la de Mancuello).

Estos 5 jugadores fueron CLAVES en el rendimiento, cada uno desde su lugar y medida.

La única responsabilidad directa que le cabe a Pellegrino es la venta de Pisano, habida cuenta que al plantel no le sobraban jugadores de esas características.

Por otro lado, de cada 100 hinchas 99 coincidían en que éste era el torneo del Cebolla. Otro impensado a la lista.

Pellegrino arranca bien rumbeado en el armado del equipo, con Aquino en cancha, de hecho, si analizamos fríamente los rendimientos y no los resultados, el equipo jugó mejor con Aquino que sin él. Lamentablemente para Aquino y sobre todo para el equipo, la gente se ensañó especialmente con él como ya pasó con otros jugadores.

No estoy diciendo que Aquino es Iniesta, digo que en este plantel y en estas circunstancias es titular.

Pellegrino lo sabía y lo sabe mucho antes que yo, y en este punto, a mi juicio, comete su mayor error.

Lo borra varios partidos (también a Fernández) para complacer el odio irreflexivo de la tribuna.

Cuando se da cuenta que ya no tiene margen (contra los pibes de Vélez) apuesta a sus convicciones y pone lo que siempre consideró que era el equipo titular, SIN DENIS.

Se mejora y se alcanza el mejor rendimiento posible para un equipo al que lógicamente le falta mucho rodaje todavía para pelear cosas importantes.

Si Pellegrino hubiera tenido más firmeza de carácter (por no decir otra cosa) y hubiese mantenido su idea inicial, seguramente hoy estaríamos en la pelea o tal vez en la punta con un par de puntos de ventaja.

Un técnico serio tiene que estar al margen de las presiones de la gente y de los periodistas (Denis y Aquino).

Conclusión : el barco se hunde principalmente por los imponderables antes mencionados y en menor medida porque Pellegrino no supo manejar la presión externa; la frutilla del postre es la inclusión del hermano del Kun.

Lo más fácil es pensar que somos un desastre porque Aquino vino al mundo o porque no nos dirige Sampaoli.

Independiente necesita urgente un enganche o un media punta de nivel y un lateral derecho con proyección para terminar de dar el salto de calidad.

Los jugadores son siempre más importantes y determinantes que cualquier técnico.

Coincido en casi todo: en el bajón de piezas claves, en la tibieza del técnico para tomar decisiones y su falta de manejo de los problemas que fueron surgiendo durante este semestre.

Disiento bastante en el impacto de la venta de Pisano. Si bien fue crucial durante el sprint final de De Felippe, en la vuelta a primera nunca terminó de consolidar su titularidad. El año pasado el enano fue más clave por saldar una deuda de la dirigencia anterior que por su desempeño futbolístico. Queremos suponer que hubiese aportado más desde el banco de lo que lo han hecho Gómez y Benítez este semestre, pero esa es una de las incógnitas imposibles que nos deja el fútbol. En lo personal, y por la personalidad volátil que ha demostrado durante su paso por el club, creo más probable que se hubiese embarrado en la mediocridad deportiva del plantel junto con Méndez, Ortiz y compañía.

En cuanto a Aquino, es un enganche de equipo chico que en Independiente nunca jugó de enganche. Lo mató el jugar sin mucha continuidad, con una camiseta que le quedó grande en esquemas que no lo beneficiaron. La falla no está en él, sino en haberlo traído como parte de la negociación del Torito Rodríguez. Estos últimos tres partidos le dio una pizca de volumen de juego al equipo, pero estuvo lejos de descollar. Fue muy poco, muy tarde.

Pellegrino falló en conectar su idea de juego con el plantel. Como consecuencia el fútbol apático de Independiente pegó duro en una hinchada desesperada de contagio y con poca tolerancia al fracaso y la falta de personalidad.

También le tocó un plantel despojado de liderazgo. Al Ruso Rodríguez y Hernán Pellerano les falta y mucho para adueñarse del título de "referentes", lo cual posiblemente haya generado algún que otro problema de roles cuando llegaron personalidades como la del Cebolla o Denis.

Si bien los nombres en general nos podían ilusionar a principio de año, lo del Ruso fue una muerte futbolística más que anunciada y que por fortuna marcó la aparición de Campaña. Conociendo su carrera, lo de Méndez entrando en un bajón tampoco era tan descabellado, ni que Benítez vuelva a ser un jugador de reparto tras sus tres meses de iluminación.

En el análisis frío, tampoco sorprende mucho que el Cebolla haya venido tan roto: En su último semestre con el Atlético Madrid jugó apenas 6 partidos, 5 luego con el Parma y solamente 2 con Gremio. Entero, entero no estaba, sino hubiese seguido en Europa. Por más que me hubiese gustado verlo en su plenitud con la 10 en la espalda, hoy necesitamos a alguien que devuelva el esfuerzo que hace el club para pagarle el sueldo. Con tan pocos minutos, lo del Cebolla no cierra el balance.

El Tanque ha sido más activo en sus declaraciones que en los minutos que estuvo en cancha. Si bien arrancó este año con un par de buenas contribuciones, se fue quedando sin nafta y por más que la tribuna lo pedía (yo inclusive), terminó siendo relegado por un Fernández que por lo menos fue al frente en todas, y un Vera que tiene una mayor movilidad y sacrificio. Esta pretemporada tiene que demostrar para qué volvió. Si es para quejarse tanto dentro y fuera de la cancha, hoy es más lo que resta de lo que suma.

De la misma manera que nosotros vemos este semestre como una gran decepción creo que se debe sentir igual en el plantel. Hay que ver de qué forma se arregla esta situación, pensando de cara a futuro con un nuevo cuerpo técnico que tendrá que hacer su limpieza de aire para arrancar de cero, pasarle el escobillón a jugadores que ya cumplieron su ciclo y traer sangre nueva con la aspiración y hambre que nos hace falta.