CREAR TEMA

Un jugador de su estilo le quita fluidez al equipo, más allá de la naturaleza de su rendimiento. Si repasamos desde el ascenso, el Torneo de Transición 2014 Independiente solía jugar con tres volantes Mancuello Méndez y Rolfi (más adelantado). Ninguno era un contención como Rodríguez. El equipo sufría en defensa, más por la mala calidad de los laterales que por los mediocampistas, que generaban así dispuestos un gran volumen de juego. Los resultados acompañaron, 33 puntos para un equipo con pocos refuerzos. Tengamos en cuenta las actuaciones del Ruso que impidieron que nos alcemos con el trofeo (Boca, River etc).

Cuando llega Rodríguez, su inclusión en el equipo significa la salida de Montenegro (que Almirón no quería a pesar de haber solucionado varios problemas de creación en los 18 partidos en los que jugó) y el ingreso del Torito, lo que significa el cierre del mediocampo: el uruguayo jamás interviene en ofensiva. La mala actuación de Pizzini propició el ingreso de Riaño y el cierre de Pisano. El equipo adquiere horizontalidad y pierde el vértigo que tenía el torneo anterior.

Pero Rodríguez se lesiona y, si bien Independiente no levanta cabeza pues el ingreso de un mal jugador como Aquino no llega a cubrir la falta del Rolfi, el segundo semestre con Pellegrino arranca de manera perfecta. Benítez apareció como un héroe sorpresivo y todo pareció momentáneamente funcionar con Ortiz y Méndez en el medio.

Pero la vuelta de Rodríguez a fines de 2015 otra vez significó la lentitud del equipo. Partido a partido el fluido y sólido equipo de Pellegrino entró en el vegetativo juego horizontal y aburrido hasta su salida en 2016. Esta segunda parte del equipo de Pellegrino fue muy parecida a la segunda parte de Almirón.

En conclusión, los pocos momentos de vértigo y peligro en ofensiva que el equipo generó tras el ascenso fue cuando Rodríguez no estuvo en cancha y pudimos ocupar su lugar con mediocampistas con mayor llegada. Eso sin hablar de su nivel que no me gusta para nada.