Escrito por SerxensAlbertengo se lo comía en dos panes al que venía con él si pasaba la pelota era gol, maestro.
Lux la dejaba pasar, corría hasta su arco y Albertengo no lo podía alcanzar nunca. La podía proteger con su cuerpo, y una vez en el área agarrarla o hasta meterle un manotazo a la pelota.
Cagadón de Lux de Avellaneda a Manila.