Martes 01/01/2019, 09:47:19
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A mi la bosta me da asco. Es simple. Y odio que un equipo cuya historia deportiva se reduce a más o menos 10 años (época Bianchi), se de esas ínfulas y tenga tanta soberbia.
Y que quiera compararse con nosotros, siendo que la mayoría de las Copas que ganó las ganó por penales (más o menos: azar). Que a toda costa quieran sumar cualquier copa de mierda (porque son ellos los que empezaron a sumar mierda), con la copa Leoz y la copa Master, copas que, por ej., Independiente y otros se negaron a jugar por ser IMPRESENTABLES, donde se ha llegado a jugar semifinales y finales el mismo día. Por culpa de ellos, se busca sumar cualquier cosa, se perdió el respeto por las buenas copas internacionales y hoy día, por ej., se juega la Suruga Bank (que lo único que te aporta es 1+ a la vitrina). Este año se han consagrado entre los MAS PERDEDORES de finales de copa Libertadores, pero o casualidad, el periodismo no encontró esa estadística.
El resto es invento del periodismo. Desde los inicios del futbol profesional, Rivar se lo garchaba a placer (como nosotros a nuestros hijos bobos), y sólo cuando el Rey comenzó su extensa campaña internacional se empezó a hablar de otra cosa: del gran INDEPENDIENTE, campeón internacional de todo. Luego, hasta la aparición de Bianchi en Bosta, los bosteros literalmente NO EXISTIAN.
Y el clásico que querían ir a ver todos (mi abuelo, mi papá) era Independiente-River, porque era el único donde se derrochaba futbol. Nada de Superclásico. Eso es un gran invento del marketing y periodismo moderno, que hay que felicitarlos, los venden tan bien que todos ellos ganan muchísima plata.
Por todo ello y más, odio a los bosteros más que a Raicing, obvio que el clásico lo quiero ganar siempre, y quisiera que no salgan campeones, pero cuando te divertís tanto jugándoles, no los podés odiar. Y están tan pero tan lejos de nuestra gloriosa historia, que ni nos tenemos que preocupar. En cambio, los bosteros están ahí, y siempre te quieren arrebatar algo: un punto, un partido, un título, un apodo. Y muchas veces con mañas y de manera ilegal.