Jueves 17/03/2016, 09:11:53
Piropear mujeres: el delito del futuro
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En el 2016, la ONU celebró el Orgullo Internacional de la Mujer. La Asamblea General de la ONU en su Resolución 32/142 31 invitó a todos los estados a que proclamasen, de acuerdo a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, una Ley Internacional en Contra del Acoso Gesticular Femenino.
El acoso gesticular, es el acoso o el abuso hecho con los gestos visuales y sonoros. Por ejemplo: enseñar partes del cuerpo, piropos subidos de tonos y otros tipos de provocaciones a las mujeres.
Informarán de ello al Secretario General de la ONU, creando leyes mundiales y que se piensan establecer en por lo menos 100 países. Se cree que para las próximas décadas, las mujeres podrán denunciar a quienes las incomoden e incluso realizarles demandas económicas con indemnización.
PELIGRAN LOS PIROPOS ARGENTINOS
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Tres proyectos de ley, uno presentado en el Congreso y dos en la Legislatura porteña, buscan castigar –y sobre todo prevenir– el acoso verbal callejero, mal llamado piropo, una práctica extendida y naturalizada de violencia de género, que sufren cotidianamente miles de mujeres, sobre todo adolescentes y jóvenes, en lugares públicos de todo el país. Con algunas diferencias, las iniciativas coinciden en proponer la realización de campañas de concientización sobre el problema y prevén sanciones que van desde multas hasta diez días de trabajo de utilidad pública e incluso, arresto para quienes se vayan de boca. Uno de los proyectos, de la diputada de la Ciudad del FpV Gabriela Alegre, establece un punto clave: que la Policía Metropolitana elabore un protocolo de actuación para evitar que en las comisarías se desestimen las denuncias. Hace poco más de un mes, Perú sancionó una ley, una de las primeras específicas para enfrentar el problema, en Latinoamérica.
“Creemos que es deber del Estado contribuir a la sensibilización y concientización sobre una práctica que genera en sus víctimas miedo, humillación y ofensa. Se trata de situaciones que pueden generar consecuencias traumáticas en las personas que la sufren y que no deben minimizarse, a pesar que estén instaladas como algo común en nuestra sociedad".
“El objetivo de la iniciativa es lograr que sea un puntapié inicial para el cambio cultural que implica que la mujer no sea puesta como un objeto. La mujeres somos soberanas de nuestro cuerpo”, indicó la diputada Victoria Donda, autora junto a Humberto Tumini, de Libres del Sur, del proyecto que ingresó en la Cámara baja y que modifica al Código Penal para castigar el acoso sexual callejero con una multa de 100 a 7000 pesos.
Además de Alegre, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, también el legislador Pablo Ferreyra, del bloque Seamos Libres, elaboró un proyecto para prevenir y sancionar esta conducta. Los dos vinculan al acoso callejero con el hostigamiento, definido en el artículo 52 del Código Contravencional: Alegre lo encuadra como un agravante de esa figura; Ferreyra, en cambio, como una variante de esa contravención. Al margen de esa diferencia, ambas iniciativas se complementan.
EL PROYECTO DE LEY ANTI PIROPOS
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Verónica Lemi, ideóloga de la campaña de Acción Respeto, destacó las iniciativas de los legisladores porteños. “Nuestro proyecto –indicó Alegre– busca que la Ciudad se comprometa en la lucha por desnaturalizar y hacer visible el acoso sexual callejero como un problema que sufren mayoritariamente las adolescentes mujeres, pero del cual no están exentas personas de cualquier género u orientación sexual.” La diputada explicó que el Código Contravencional ya contempla una figura para sancionar el acoso, que es la de “hostigamiento, maltrato e intimidación” (art. 52). “Lo que proponemos es que la sanción debe agravarse cuando la conducta tenga connotación sexual. El Código ya prevé agravante a la pena cuando la víctima del hostigamiento sea menor de dieciocho años y cuando la contravención la cometan dos o más personas”, precisó. De esta forma, se castigaría el acoso callejero con dos a diez días de trabajo de utilidad pública, multa de 400 a 2000 pesos o dos a 10 días de arresto.
La iniciativa de Alegre propone que de manera permanente el Estado realice campañas de difusión y sensibilización, que elabore y distribuya material sobre las características del acoso sexual en lugares públicos y las vías para denunciarlo. Además, plantea el desarrollo de talleres, jornadas y otras acciones pertinentes para abordar la problemática en el ámbito educativo. “Al mismo tiempo, teniendo en cuenta las dificultades con que se enfrentan las víctimas al momento de realizar denuncias por acoso callejero encomendamos a la Policía Metropolitana a desarrollar un protocolo de actuación ante las denuncias que respete la normativa local, nacional e internacional de protección de los derechos humanos”, señaló la diputada. Este aspecto del proyecto para Lemi es fundamental para evitar que las denuncias se desestimen. Aixa Rizzo contó que a ella le costó que en la fiscalía contravencional adonde se dirigió le tomaran la denuncia.
La propuesta del diputado Ferreyra aporta una enumeración de las distintas conductas en las que puede expresarse el acoso callejero:
a) Miradas lascivas, silbidos, besos, bocinazos, jadeos y otros ruidos.
b) Gestos obscenos.
c) Comentarios sexuales, directos o indirectos al cuerpo.
d) Fotografías y grabaciones no consentidas a partes íntimas.
e) Contacto físico indebido u no consentido.
f) Persecución y arrinconamiento.
g) Masturbación y exhibicionismo.
Por otra parte, establece “como medida de prevención” que deberán colocarse en el subterráneo y premetro, en el metrobús y en las estaciones de movilidad saludable “cartelería y publicidad en donde se señale que las conductas de acoso sexual se encuentran prohibidas y serán objeto de denuncia y sanción”.
En los fundamentos de su proyecto, el legislador Ferreyra recuerda que existen diversos mitos sobre el acoso sexual callejero como: “Eso les pasa a las mujeres ‘bonitas’”, “Si las mujeres no dicen nada es porque les gusta”, “A las mujeres no les molesta el acoso cuando el chico que lo hace es ‘guapo’”, “Las mujeres tienen la culpa porque se visten para atraer a los hombres”. Pero “la verdad –dice Ferreyra– es que todos estos dichos o pensamientos no hacen más que encubrir una situación que cada día se hace más insostenible”.
Aixa ya tiene copia de los tres proyectos en su casa. Hasta que sufrió el episodio de acoso callejero estudiaba una licenciatura en Administración de Empresas, carrera que había elegido después de dejar de lado Derecho. Pero ahora, cuenta, se volvió a entusiasmar con convertirse en abogada. Y está convencida de que la aprobación de las propuestas legislativas servirán “para tomar conciencia de que el acoso sexual callejero es una de las primeras formas de violencia contra la mujer”.