Ingresar
Buscar
INICIO
Foros más comentados

CREAR TEMA

Miércoles 18/03/2020, 09:54:30
8126 Posts - 2461 Puntos
Cine Graf (Una de piratas)[b][/b] ¿Así que esa seríala noche?... No podíamos saber cuándo sería. Si apenas íbamos conociendolos días de la semana: más o menos cuando no había clases. Podíamos dar opinión,sin embargo, era claro que eso no incidía en la elección de la fecha. De la fecha enque “haríamos cine”. Generalmente el día (mejor dicho: la noche) de proyecciónera sábado. Y que hacía frío, seguro. Es decir que mínimamente se debían dar ciertascircunstancias: de estación: otoño o invierno, de día de semana: sábado, y horario otiempo: de noche. Nuestra madrebajaba del techo del ropero, la caja mágica. En el cartón amarillo se leía: “Cine Graf”. Nosotros guardábamos silencio religiosoante la aparición del cáliz. ¿Cómo poseíamos tal elemento, caro y revolucionario?... Muysencillo: en el tiempo en que había vivido y trabajado en Buenos Aires, mi madre habíasido durante años, Institutriz de las niñas del General Dubra, en La Recoleta…Cuando ella regresaba para casarse y vivir en su pueblo, la esposa del General,generosamente, le ofreció un regalo a elegir por nuestra madre, quien, pensando en los hijos porvenir, le dijo que lo que más le gustaría (si ellos accedían) era el “complejo de cineCINEGRAF”… Y así volvió a su pueblo, con la enorme caja mágica formando parte de su ajuarde bodas… Una noche mihermano y yo lo armamos sin ayuda: estábamos creciendo. ¡Qué orgullo: lo armábamos “nosotros solos”! Por cierto, la platea de nuestra sala cinematográfica no eramuy grande: nuestros hermanos menores, algún vecinito invitado, algunos primitosde visita de fin de semana… Para todos era una sorpresa, una maravilla: ennuestro pequeño pueblo, ninguno había ido nunca al cine y no existía la televisión.Cerrábamos las ventanas, prendíamos el proyector, apagábamos las luces… y eso eraCINE. Si la platea noera muy grande, nuestra cinemateca era aun más limitada: teníamos dos rollos, es decir que teníamos solo dos películas. Laspelículas (nunca más justo el término) presentaban cuadritos y cuadritos con dibujos y losclásicos “globitos” de diálogo, como las historietas (que a mi pueblo no llegaban).Mi hermano y yo éramos los especialistas de sonido: repetíamos los diálogos(aprendidos de memoria, pues todavía no íbamos a la escuela) y reproducíamos los sonidosonomatopéyicos que se veían en las imágenes del carrito giratorio. Nuestra madrenos había enseñado todo: desde colocar una sábana (en esos días todas las sábanaseran blancas) hasta afirmar a una mesa, el proyector, la inclinación, la colocación de lalámpara y el rollo… Apagábamos las luces… Horrible: la primera vez que la apaguéyo, lo cual me hacía sentir más grande, coincidió con el instante en que a causade la tormenta, la Cooperativa Eléctrica cortó la electricidad…

Mi hermano meacompañó, con una vela encendida, y me explicaba cómo cambiar los

tapones que yohabía hecho saltar… Y no había caso: seguíamos sin luz…

Yo me sentía culpable dehaber quemado el cablerío de toda la casa. En ese momento,

avergonzado, haciendo fuerzapara no llorar, me juré que nunca más miraría cine… De

pronto, en la oscuridad apareciómi mamá con un candil y riéndose, me abrazó para

consolar mi inocencia ysufrimiento: había salido de casa y le había preguntado a Doña Elsa

(para mí, mi “segunda madre”)si tenía luz y ella le había dicho que no, que era un corte

general… Apagadas las lucescomenzaba la función: mi hermano o yo accionábamos el carrete y “actuábamos” oralmente. Conocíamos tanto las acciones, que teníamos perfectamentesincronizados el deslizamiento de la imagen con los diálogos, los ruidos…Entre mi hermano y yo llegamos a “inventar”, en ese “cine mudo”, toda unaparafernalia audible. Fanáticos del cine, lo relacionábamos con la vida, a tal punto que de lasdos películas que poseíamos, siempre exhibíamos primero “la de los dibujitos” que eran detodos colores y en la cual un pato sinvergüenza dilapidaba el dinero de un perro yluego “la de los piratas” … ¿Por qué?... Porque la de los dibujitos era sencilla, “fácil”, yla de piratas era fuerte, pues encima de ser en blanco y negro, sus dibujos presentabanpiratas feos y siempre enojados, con duelos, con violencia y suspenso… Habíamosaprendido de la comida diaria, o de fin de semana de lujo, que lo mejor, lo másrico, era el postre… Y que al postre había que esperarlo… En “nuestraprestigiosa sala”, durante la película de piratas, desarrollábamos nuestro arte y nuestro potencial: producíamos el ruido de las olasmarinas (ahora me causa gracia: no conocíamos el mar o su sonido más que por loscaracoles de plástico con que nos hacían escucharlo…), el choque de los dos barcos, elcruce de espadas, los quejidos de los heridos en el abordaje (aunque eso lo ensayábamossiempre con los duelos de bandidos contra el “cherif”) y lo más maravilloso: losgritos de alegría de los pobres negritos africanos en el barco esclavista cuando la espadalibertadora del Capitán Jackson, aun herido, vencía por primera vez al enormeespadón del feroz Pirata Barbanegra… Sin duda que mihermano y yo podemos encontrar el nacimiento de nuestros destinos artísticos en aquellas noches de cine, en casa, con unasábana blanca de pantalla… He escrito libros, obras de teatro, he hecho cine, he sidopremiado en diversos rubros, pero el premio más grande que recibí, el que más valoro (ysin caer jamás en decir “todo tiempo pasado fue mejor”) fue el silencio, la respiracióncontenida, la risa, el asombro, el miedo y el aplauso final de mis amados espectadores: mishermanos, primos, vecinitos, en aquellas mágicas noches de cine en que con unamaquinita parecida a un rallador de queso incentivando mi imaginación, comencé a crear…