Escrito por Hombre_de_ningun_lugar
El votante promedio de Macri es tan infantil que se le alegra de su propio mal sólo por ver sufrir a quienes odia. Otros habrán votado a Macri por conveniencia, pero son una minoría, porque a la mayoría trabajadora no le convenía un gobierno como éste. Pero confío en que muchos hayan madurado y no vuelvan a votar por el macrismo, lo cual tampoco los obliga a votar por el kirchnerismo.
El gran Abelardo Castillo (Q.E.P.D.) en su "Crónica de un Iniciado" escribía "Cómo va a andar el mundo si ya hay gente que se mira y se odia"...
Los que ya están en la selecta minoría (1% de la población mundial) que tiene casi el 50% de los recursos que produce el planeta y el control de los medios de comunicación hacen siempre lo mismo : te convencen de que tu enemigo es tu vecino, que el paraíso está por llegar y que para acceder hay que hacer un sacrificio, léase "pasar el invierno".
Te dicen que la crisis es "tan profunda" que pretender tener 2 aires acondicionados es propio de un lujurioso esquizofrénico, mientras ellos para el 2020 ya se habrán alzado con el 52% de los recursos totales planetarios.
El sistema financiero internacional tiene en sus manos 6 veces el producto bruto mundial.
Macri no es mas que un humildísimo servidor de esta causa que empobrece
a la mayoría cada día un poquito más.
El gobierno anterior también convalidó las bases del sistema capitalista pero las diferencias son más que notables. La inmensa mayoría de la gente estaba mucho mejor económicamente, que ya es mucho decir en un mundo indiferente y profundamente egoísta.
Y si bien el sistema era profundamente clasista (hay otro posible sin derramar sangre de inocentes ?) y capitalista hasta la médula, como bien decía N.E.M.P por ahí,
en la vida hay grises.
Esos tristes y acaso necesarios grises que la más pura izquierda nunca entendió y que la más pura derecha siempre usufructuó.
Para los tipos comunes como nosotros, aquellos grises se parecían más a un blanco que éstos de ahora que esconden la negrura de la noche en su amarillento e inocente optimismo.
El buen jugador no brilla. Brilla el juego que produce ese jugador. Y a veces brillan por él jugadores menos jugadores que aquel que hace brillar el juego. Dante Panzeri.