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Escrito por Lemmy
Lo triste de muchos comentarios es que creen que son parte del equipo que va ganando el partido cuando la realidad es que nos están cogiendo a todos.
Vamos por partes: la derecha represiva justifica el desalojo porque "los zurditos tienen la culpa". La yuta le pegó a todo lo que se movía, como si Lear o Kraft hubieran sido el calentamiento de esto. ¿Los partidos de los K y Massa? Bien, gracias.
Como dijo Sanz, una de las patas fundamentales de Cambiemos, el que terminó de martillar el último clavo del cajón llamado UCR: "muchos empresarios se merecen un Moreno".
Espero que todos los que comentan en pos de la represión a los trabajadores sean exitosos empresarios, no entiendo por qué defienden el capitalismo cuando no tienen capital y son meros peones. O tienen el bocho lavado o se creen que son los únicos que laburan y tienen derechos.
El problema con la izquierda es la misma discusión de siempre: en general coincido con sus denuncias y su defensa a la clase trabajadora; pero eventualmente no estoy de acuerdo con sus propuestas para salir adelante, ya sea porque son inviables o bien porque hay que caer en el totalitarismo para llevarlas a cabo.
El capitalismo en sí mismo no es un mal sistema, lo malo es cuando no se restringe la acumulación desproporcionada de capital. Y no hace falta caer en el comunismo para evitar esto último, sino hacer leyes claras que limiten la concentración de riqueza en pocas manos. El mejor sistema para mí será el capitalismo que garantice igualdad de oportunidades y que premie al esfuerzo individual de manera proporcionada.
El problema es que estamos inmersos en un mundo donde el país que peor trata a sus trabajadores es el que acapara más inversiones, porque asegura un mayor margen de ganancia. Y se dice que sin inversión no hay desarrollo posible. Entonces mientras el mundo no cambie, difícil será que nuestro país cambie hacia una verdadera justicia social. Pero sí podemos proteger a los trabajadores para que no sean deglutidos por este mundo injusto. Y si esto impide la llegada de inversiones, entonces creceremos a ritmo más lento, pero no a costa del bienestar de los laburantes.