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Domingo 15/01/2017, 14:23:23
Yo, El Bocha...
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[/url]Publicado el 15-01-2017Ese domingo jugábamos contra Racing en el Cilindro. Habíamos llegado dos días antes de Italia, donde le habíamos ganado a Juventus y yo había hecho el gol del triunfo. Me acuerdo de que todo el mundo aplaudió. Fue impresionante. La gente de Racing estuvo muy bien, nos hizo un homenaje en el centro del campo. Nosotros entramos con las tres copas que habíamos ganado ese año: la Libertadores, la Interamericana y la Intercontinental. Sería imposible repetir ese recibimiento hoy, hay demasiada rivalidad. Pero antes se podía hacer. Esto pasó a fines de noviembre de 1973. Ese día ganamos 3 a 1.Después del partido volví a mi casa en Zárate. Hacía bastante tiempo que no iba. Había una multitud esperándome para homenajearme. Fue una de las alegrías más grandes de mi vida. Me recibió el intendente Miguel Scola, padre de Juan Scola, que jugaba en San Lorenzo y estuvo conmigo en el seleccionado juvenil que fue a Cannes.

Después fuimos a mi barrio, Villa Angus, y estaba el vecindario entero reunido alrededor de mi casa. Y mucha gente de todos los barrios de Zárate, había miles. Era una locura. La emoción fue muy grande. Había tanta gente que se empezaron a subir a los techos. Y el techo de mi casa era de chapa, casi se viene abajo. Mi tía Ventura, que vivía con nosotros, lloraba en serio, angustiada: —¡Nos van a romper la casa! —decía.En esa casa viví desde que nací hasta el día que me vine definitivamente a la pensión de Independiente. Todavía vive allí un sobrino mío, Lucas, hijo de Hugo, mi hermano mayor. La casa está en Félix Pagola 1756. El barrio se llama así por el frigorífico Angus, que estaba a unas siete cuadras de mi casa. Ahí nomás estaba también el frigorífico Smithfield, donde trabajaba mi tía Ventura. Ya desaparecieron los dos. Era un barrio muy humilde, pero lindo, porque a todo el mundo le gustaba el fútbol. Había muchos pibes que jugaban bien. Yo habré empezado con la pelota a los seis años. Y de chiquito jugué para el Estrada, un club que estaba enfrente de mi casa. Luego pasé a Estrella del Norte, y después a Porteñito, todos equipos de baby fútbol.

Nací el 25 de enero de 1954 en la clínica de la señora Montanari, en la calle Roca 360, de Zárate. Éramos una familia numerosa: mi mamá, Antonia Delmira Gómez, que era de San Antonio de Areco; mi papá, Antonio Bochini, zarateño, y nueve hermanos, siete varones y dos mujeres. Hugo Alberto, el primero, y luego Genoveva Felisa, Néstor Jorge, yo el cuarto, Horacio Aldo, Fermín Domingo, Mónica Liliana, Dante Silvio y el más chico, Roberto Hernán. También vivía con nosotros mi tía Ventura. Para ellos siempre fui el Richard o simplemente Ricardo. Bocha me lo pusieron en Independiente, un compañero de Séptima de apellido Monzón. Menos mi familia, todo el mundo me llama así. No éramos pobres pobres porque mi papá siempre trabajó, en la química Reysol y también como albañil, pintaba casas, tomaba changas y nos llevaba a los más grandes para ayudarlo. Yo lo ayudaba a hacer los pastones, a preparar la pintura, le alcanzaba los ladrillos. Pero no sobraba nada; no pasamos hambre, aunque tal vez alguna noche la cena fue medio floja.Todos fuimos a la escuela, la número 24 que quedaba a tres cuadras de mi casa. Los nueve fuimos a esa escuela y terminamos el primario, algunos siguieron el secundario. Yo era buen alumno, jamás tuve problemas de conducta, me gustaba matemáticas, las cuentas… Pero nunca fue mi vocación, iba a la escuela porque tenía que cumplir. A mí lo que me gustaba era el fútbol y tenía la cabeza en eso. Cuando salí de sexto grado me enfoqué directamente en el fútbol y en trabajar. Vendía diarios, era repartidor de un negocio de lanas, ayudaba a mi viejo. Salía de la escuela a las cinco de la tarde y nos poníamos a jugar con los pibes del barrio y mis hermanos, de cinco a ocho, a veces hasta las nueve.
Ahora hay mil cosas, la computadora, la PlayStation, otros deportes y otras salidas. Antes no, era fútbol y fútbol todo el tiempo. Cuando pusieron las luces de mercurio fue bárbaro porque se veía más y jugábamos de noche, en la calle o en el campito de enfrente de mi casa. Y se juntaba gente, venían de varias cuadras a la redonda porque decían que jugábamos bien. Había varios chicos que eran buenos, muchos no triunfaron en el fútbol por diversas causas. El único que llegó fue Flavio Zandoná, que jugó en San Lorenzo y en Vélez. Era de la edad de mi hermano Hernán.A mí me gustaba eso porque iba mucha gente a verme jugar; el público estaba pegado a la cancha y se escuchaba todo, yo sentía cuando la gente decía: «¡Qué bien juega este pibe…! ¡Cómo la mueve!». Escuchaba eso y me daba un orgullo bárbaro, quería demostrar más. Yo le doy mucho valor a eso porque lo sentían de verdad, era sincero. Todavía hoy me emociono cuando lo recuerdo. Los siete varones jugamos al fútbol. Y seis pasamos por el club Belgrano, que es el más importante de Zárate junto con Defensores Unidos, y el de más hinchada. El club está en la misma calle de mi casa, Félix Pagola, a seis cuadras. Ahí empezó a jugar mi hermano Hugo y lo seguimos todos. Hugo era muy buen jugador, un 9 buenísimo. Se vino a probar a Racing y había quedado, ya estaba por fichar, incluso vino con mi papá para firmar, pero primero Belgrano no le daba el pase, y después, cuando aceptaron, era el último día, cerraba el libro, el que traía el papel no llegó a tiempo y se frustró. Se volvió a Zárate, se casó muy joven, tuvo un hijo, ya se puso a trabajar y se perdió para el fútbol. Era un delantero que hacía goles, cabeceaba, le pegaba bien a la pelota, muy fuerte, un jugador bárbaro. Después jugó mucho allá, en Belgrano. Podría haber estado acá, en Primera, tranquilamente. Giachello siempre decía: «Hugo podría haber triunfado sin problemas en el fútbol grande».
Néstor, que falleció en un accidente de auto, y yo, jugamos con él en Belgrano. Después, Fermín estuvo en Independiente casi todas las inferiores; llegó a estar en el banco de Primera un partido amistoso, con el Pato Pastoriza como técnico; luego jugó en Cutral-Có. Fermín tenía buena técnica, pero le faltaba un poco de velocidad. Aldo jugó en Racing hasta la Tercera, era zaguero central; Dante jugó en San Miguel, El Porvenir, Defensores Unidos de Zárate, Laferrere, varios clubes del ascenso, era número 9 también, fuerte, metedor, de potencia. Y Hernán, que comenzó en Independiente y después pasó a Deportivo Armenio.Osvaldo Brollo, directivo de Belgrano y amigo de toda la vida, siempre dice que Hugo, Dante y yo éramos los de mejores condiciones para llegar a la Primera división del fútbol argentino. Me tocó a mí nomás porque hay muchos imponderables que se cruzan en el camino y que van más allá de las aptitudes, como le sucedió a Hugo.
También es preciso aceptar el esfuerzo que se debe hacer para poder triunfar. Es un gran sacrificio. Yo tuve esa voluntad para viajar desde Zárate a Avellaneda al principio, para irme solo de mi casa a los quince años y no volver más, para vivir en una pensión sin ninguna comodidad y con mala comida, para entrenar todos los días durante más de veinte años, con ganas o sin ganas…Tengo un montón de sobrinos y cuando voy a Zárate a veces me mezclo con ellos en algún picado, juegan bien, pero para llegar se necesita más que eso, hay que sacrificarse, vivir para esto. Y tener pasión por el fútbol. Yo nací y viví para el fútbol, jugaba todo el día, me cuidaba, no pensaba más que en esto. Y tenía confianza de que se me podía dar porque miraba los partidos por televisión y las cosas que veía en los jugadores consagrados yo las podía hacer. Eso a su vez me ayudaba, me animaba. Con mis hijos, Simón y Manuel, pasa lo mismo que con mis sobrinos, los dos juegan bien, pero a eso hay que agregarle el deseo, la fuerza interior.
Domingo 15/01/2017, 14:34:03
8781 Posts - 2629 Puntos
me lo compre hace 6 meses maso ...el mejor de todos ... NO HABRÁ NINGUNO IGUAL ...
Domingo 15/01/2017, 14:39:55
172 Posts - 67 Puntos
Escrito por diablo49


[/url]Publicado el 15-01-2017Ese domingo jugábamos contra Racing en el Cilindro. Habíamos llegado dos días antes de Italia, donde le habíamos ganado a Juventus y yo había hecho el gol del triunfo. Me acuerdo de que todo el mundo aplaudió. Fue impresionante. La gente de Racing estuvo muy bien, nos hizo un homenaje en el centro del campo. Nosotros entramos con las tres copas que habíamos ganado ese año: la Libertadores, la Interamericana y la Intercontinental. Sería imposible repetir ese recibimiento hoy, hay demasiada rivalidad. Pero antes se podía hacer. Esto pasó a fines de noviembre de 1973. Ese día ganamos 3 a 1.Después del partido volví a mi casa en Zárate. Hacía bastante tiempo que no iba. Había una multitud esperándome para homenajearme. Fue una de las alegrías más grandes de mi vida. Me recibió el intendente Miguel Scola, padre de Juan Scola, que jugaba en San Lorenzo y estuvo conmigo en el seleccionado juvenil que fue a Cannes.

Después fuimos a mi barrio, Villa Angus, y estaba el vecindario entero reunido alrededor de mi casa. Y mucha gente de todos los barrios de Zárate, había miles. Era una locura. La emoción fue muy grande. Había tanta gente que se empezaron a subir a los techos. Y el techo de mi casa era de chapa, casi se viene abajo. Mi tía Ventura, que vivía con nosotros, lloraba en serio, angustiada: —¡Nos van a romper la casa! —decía.En esa casa viví desde que nací hasta el día que me vine definitivamente a la pensión de Independiente. Todavía vive allí un sobrino mío, Lucas, hijo de Hugo, mi hermano mayor. La casa está en Félix Pagola 1756. El barrio se llama así por el frigorífico Angus, que estaba a unas siete cuadras de mi casa. Ahí nomás estaba también el frigorífico Smithfield, donde trabajaba mi tía Ventura. Ya desaparecieron los dos. Era un barrio muy humilde, pero lindo, porque a todo el mundo le gustaba el fútbol. Había muchos pibes que jugaban bien. Yo habré empezado con la pelota a los seis años. Y de chiquito jugué para el Estrada, un club que estaba enfrente de mi casa. Luego pasé a Estrella del Norte, y después a Porteñito, todos equipos de baby fútbol.

Nací el 25 de enero de 1954 en la clínica de la señora Montanari, en la calle Roca 360, de Zárate. Éramos una familia numerosa: mi mamá, Antonia Delmira Gómez, que era de San Antonio de Areco; mi papá, Antonio Bochini, zarateño, y nueve hermanos, siete varones y dos mujeres. Hugo Alberto, el primero, y luego Genoveva Felisa, Néstor Jorge, yo el cuarto, Horacio Aldo, Fermín Domingo, Mónica Liliana, Dante Silvio y el más chico, Roberto Hernán. También vivía con nosotros mi tía Ventura. Para ellos siempre fui el Richard o simplemente Ricardo. Bocha me lo pusieron en Independiente, un compañero de Séptima de apellido Monzón. Menos mi familia, todo el mundo me llama así. No éramos pobres pobres porque mi papá siempre trabajó, en la química Reysol y también como albañil, pintaba casas, tomaba changas y nos llevaba a los más grandes para ayudarlo. Yo lo ayudaba a hacer los pastones, a preparar la pintura, le alcanzaba los ladrillos. Pero no sobraba nada; no pasamos hambre, aunque tal vez alguna noche la cena fue medio floja.Todos fuimos a la escuela, la número 24 que quedaba a tres cuadras de mi casa. Los nueve fuimos a esa escuela y terminamos el primario, algunos siguieron el secundario. Yo era buen alumno, jamás tuve problemas de conducta, me gustaba matemáticas, las cuentas… Pero nunca fue mi vocación, iba a la escuela porque tenía que cumplir. A mí lo que me gustaba era el fútbol y tenía la cabeza en eso. Cuando salí de sexto grado me enfoqué directamente en el fútbol y en trabajar. Vendía diarios, era repartidor de un negocio de lanas, ayudaba a mi viejo. Salía de la escuela a las cinco de la tarde y nos poníamos a jugar con los pibes del barrio y mis hermanos, de cinco a ocho, a veces hasta las nueve.
Ahora hay mil cosas, la computadora, la PlayStation, otros deportes y otras salidas. Antes no, era fútbol y fútbol todo el tiempo. Cuando pusieron las luces de mercurio fue bárbaro porque se veía más y jugábamos de noche, en la calle o en el campito de enfrente de mi casa. Y se juntaba gente, venían de varias cuadras a la redonda porque decían que jugábamos bien. Había varios chicos que eran buenos, muchos no triunfaron en el fútbol por diversas causas. El único que llegó fue Flavio Zandoná, que jugó en San Lorenzo y en Vélez. Era de la edad de mi hermano Hernán.A mí me gustaba eso porque iba mucha gente a verme jugar; el público estaba pegado a la cancha y se escuchaba todo, yo sentía cuando la gente decía: «¡Qué bien juega este pibe…! ¡Cómo la mueve!». Escuchaba eso y me daba un orgullo bárbaro, quería demostrar más. Yo le doy mucho valor a eso porque lo sentían de verdad, era sincero. Todavía hoy me emociono cuando lo recuerdo. Los siete varones jugamos al fútbol. Y seis pasamos por el club Belgrano, que es el más importante de Zárate junto con Defensores Unidos, y el de más hinchada. El club está en la misma calle de mi casa, Félix Pagola, a seis cuadras. Ahí empezó a jugar mi hermano Hugo y lo seguimos todos. Hugo era muy buen jugador, un 9 buenísimo. Se vino a probar a Racing y había quedado, ya estaba por fichar, incluso vino con mi papá para firmar, pero primero Belgrano no le daba el pase, y después, cuando aceptaron, era el último día, cerraba el libro, el que traía el papel no llegó a tiempo y se frustró. Se volvió a Zárate, se casó muy joven, tuvo un hijo, ya se puso a trabajar y se perdió para el fútbol. Era un delantero que hacía goles, cabeceaba, le pegaba bien a la pelota, muy fuerte, un jugador bárbaro. Después jugó mucho allá, en Belgrano. Podría haber estado acá, en Primera, tranquilamente. Giachello siempre decía: «Hugo podría haber triunfado sin problemas en el fútbol grande».
Néstor, que falleció en un accidente de auto, y yo, jugamos con él en Belgrano. Después, Fermín estuvo en Independiente casi todas las inferiores; llegó a estar en el banco de Primera un partido amistoso, con el Pato Pastoriza como técnico; luego jugó en Cutral-Có. Fermín tenía buena técnica, pero le faltaba un poco de velocidad. Aldo jugó en Racing hasta la Tercera, era zaguero central; Dante jugó en San Miguel, El Porvenir, Defensores Unidos de Zárate, Laferrere, varios clubes del ascenso, era número 9 también, fuerte, metedor, de potencia. Y Hernán, que comenzó en Independiente y después pasó a Deportivo Armenio.Osvaldo Brollo, directivo de Belgrano y amigo de toda la vida, siempre dice que Hugo, Dante y yo éramos los de mejores condiciones para llegar a la Primera división del fútbol argentino. Me tocó a mí nomás porque hay muchos imponderables que se cruzan en el camino y que van más allá de las aptitudes, como le sucedió a Hugo.
También es preciso aceptar el esfuerzo que se debe hacer para poder triunfar. Es un gran sacrificio. Yo tuve esa voluntad para viajar desde Zárate a Avellaneda al principio, para irme solo de mi casa a los quince años y no volver más, para vivir en una pensión sin ninguna comodidad y con mala comida, para entrenar todos los días durante más de veinte años, con ganas o sin ganas…Tengo un montón de sobrinos y cuando voy a Zárate a veces me mezclo con ellos en algún picado, juegan bien, pero para llegar se necesita más que eso, hay que sacrificarse, vivir para esto. Y tener pasión por el fútbol. Yo nací y viví para el fútbol, jugaba todo el día, me cuidaba, no pensaba más que en esto. Y tenía confianza de que se me podía dar porque miraba los partidos por televisión y las cosas que veía en los jugadores consagrados yo las podía hacer. Eso a su vez me ayudaba, me animaba. Con mis hijos, Simón y Manuel, pasa lo mismo que con mis sobrinos, los dos juegan bien, pero a eso hay que agregarle el deseo, la fuerza interior.
''No eramos pobres,porque mi papá siempre trabajó''....Como sea pero la consigna era, y debería seguir
siendo LABURAR,SACRIFICARSE. NO ''vivir de arriba''.Le guste o no a más de uno
Domingo 15/01/2017, 14:46:50
8720 Posts - 6821 Puntos
Muy buenas anécdotas tiene el libro, sobre aquéllas donde viajaban en Micro por horas, se bajaban del Bondi, jugaban y GANABAN!!
Acá NO pasaba solamente por la Magia Eterna del Bocha, sino por el espíritu de un Equipo de Fútbol como un TODO, en busca de un único objetivo: La Gloria Eterna. Fueron, la buscaron, la ganaron y NADIE se las quitará.
Ahora TODO cambió, de entrada ganan FORTUNA, y se creen Estrellas. reina el Egoísmo y la falta de actitud y de entrega.
Y lo preocupante es que acá en el Foro algunos sostienen que el Principal responsable es el Hincha.
Por esto estamos como estamos, los hinchas y los jugadores que están "de paso"
Rey de Copas se NACE, NO se inventa.
Domingo 15/01/2017, 14:50:35
8023 Posts - 1070 Puntos
Escrito por Pichón

Escrito por diablo49


[/url]Publicado el 15-01-2017Ese domingo jugábamos contra Racing en el Cilindro. Habíamos llegado dos días antes de Italia, donde le habíamos ganado a Juventus y yo había hecho el gol del triunfo. Me acuerdo de que todo el mundo aplaudió. Fue impresionante. La gente de Racing estuvo muy bien, nos hizo un homenaje en el centro del campo. Nosotros entramos con las tres copas que habíamos ganado ese año: la Libertadores, la Interamericana y la Intercontinental. Sería imposible repetir ese recibimiento hoy, hay demasiada rivalidad. Pero antes se podía hacer. Esto pasó a fines de noviembre de 1973. Ese día ganamos 3 a 1.Después del partido volví a mi casa en Zárate. Hacía bastante tiempo que no iba. Había una multitud esperándome para homenajearme. Fue una de las alegrías más grandes de mi vida. Me recibió el intendente Miguel Scola, padre de Juan Scola, que jugaba en San Lorenzo y estuvo conmigo en el seleccionado juvenil que fue a Cannes.

Después fuimos a mi barrio, Villa Angus, y estaba el vecindario entero reunido alrededor de mi casa. Y mucha gente de todos los barrios de Zárate, había miles. Era una locura. La emoción fue muy grande. Había tanta gente que se empezaron a subir a los techos. Y el techo de mi casa era de chapa, casi se viene abajo. Mi tía Ventura, que vivía con nosotros, lloraba en serio, angustiada: —¡Nos van a romper la casa! —decía.En esa casa viví desde que nací hasta el día que me vine definitivamente a la pensión de Independiente. Todavía vive allí un sobrino mío, Lucas, hijo de Hugo, mi hermano mayor. La casa está en Félix Pagola 1756. El barrio se llama así por el frigorífico Angus, que estaba a unas siete cuadras de mi casa. Ahí nomás estaba también el frigorífico Smithfield, donde trabajaba mi tía Ventura. Ya desaparecieron los dos. Era un barrio muy humilde, pero lindo, porque a todo el mundo le gustaba el fútbol. Había muchos pibes que jugaban bien. Yo habré empezado con la pelota a los seis años. Y de chiquito jugué para el Estrada, un club que estaba enfrente de mi casa. Luego pasé a Estrella del Norte, y después a Porteñito, todos equipos de baby fútbol.

Nací el 25 de enero de 1954 en la clínica de la señora Montanari, en la calle Roca 360, de Zárate. Éramos una familia numerosa: mi mamá, Antonia Delmira Gómez, que era de San Antonio de Areco; mi papá, Antonio Bochini, zarateño, y nueve hermanos, siete varones y dos mujeres. Hugo Alberto, el primero, y luego Genoveva Felisa, Néstor Jorge, yo el cuarto, Horacio Aldo, Fermín Domingo, Mónica Liliana, Dante Silvio y el más chico, Roberto Hernán. También vivía con nosotros mi tía Ventura. Para ellos siempre fui el Richard o simplemente Ricardo. Bocha me lo pusieron en Independiente, un compañero de Séptima de apellido Monzón. Menos mi familia, todo el mundo me llama así. No éramos pobres pobres porque mi papá siempre trabajó, en la química Reysol y también como albañil, pintaba casas, tomaba changas y nos llevaba a los más grandes para ayudarlo. Yo lo ayudaba a hacer los pastones, a preparar la pintura, le alcanzaba los ladrillos. Pero no sobraba nada; no pasamos hambre, aunque tal vez alguna noche la cena fue medio floja.Todos fuimos a la escuela, la número 24 que quedaba a tres cuadras de mi casa. Los nueve fuimos a esa escuela y terminamos el primario, algunos siguieron el secundario. Yo era buen alumno, jamás tuve problemas de conducta, me gustaba matemáticas, las cuentas… Pero nunca fue mi vocación, iba a la escuela porque tenía que cumplir. A mí lo que me gustaba era el fútbol y tenía la cabeza en eso. Cuando salí de sexto grado me enfoqué directamente en el fútbol y en trabajar. Vendía diarios, era repartidor de un negocio de lanas, ayudaba a mi viejo. Salía de la escuela a las cinco de la tarde y nos poníamos a jugar con los pibes del barrio y mis hermanos, de cinco a ocho, a veces hasta las nueve.
Ahora hay mil cosas, la computadora, la PlayStation, otros deportes y otras salidas. Antes no, era fútbol y fútbol todo el tiempo. Cuando pusieron las luces de mercurio fue bárbaro porque se veía más y jugábamos de noche, en la calle o en el campito de enfrente de mi casa. Y se juntaba gente, venían de varias cuadras a la redonda porque decían que jugábamos bien. Había varios chicos que eran buenos, muchos no triunfaron en el fútbol por diversas causas. El único que llegó fue Flavio Zandoná, que jugó en San Lorenzo y en Vélez. Era de la edad de mi hermano Hernán.A mí me gustaba eso porque iba mucha gente a verme jugar; el público estaba pegado a la cancha y se escuchaba todo, yo sentía cuando la gente decía: «¡Qué bien juega este pibe…! ¡Cómo la mueve!». Escuchaba eso y me daba un orgullo bárbaro, quería demostrar más. Yo le doy mucho valor a eso porque lo sentían de verdad, era sincero. Todavía hoy me emociono cuando lo recuerdo. Los siete varones jugamos al fútbol. Y seis pasamos por el club Belgrano, que es el más importante de Zárate junto con Defensores Unidos, y el de más hinchada. El club está en la misma calle de mi casa, Félix Pagola, a seis cuadras. Ahí empezó a jugar mi hermano Hugo y lo seguimos todos. Hugo era muy buen jugador, un 9 buenísimo. Se vino a probar a Racing y había quedado, ya estaba por fichar, incluso vino con mi papá para firmar, pero primero Belgrano no le daba el pase, y después, cuando aceptaron, era el último día, cerraba el libro, el que traía el papel no llegó a tiempo y se frustró. Se volvió a Zárate, se casó muy joven, tuvo un hijo, ya se puso a trabajar y se perdió para el fútbol. Era un delantero que hacía goles, cabeceaba, le pegaba bien a la pelota, muy fuerte, un jugador bárbaro. Después jugó mucho allá, en Belgrano. Podría haber estado acá, en Primera, tranquilamente. Giachello siempre decía: «Hugo podría haber triunfado sin problemas en el fútbol grande».
Néstor, que falleció en un accidente de auto, y yo, jugamos con él en Belgrano. Después, Fermín estuvo en Independiente casi todas las inferiores; llegó a estar en el banco de Primera un partido amistoso, con el Pato Pastoriza como técnico; luego jugó en Cutral-Có. Fermín tenía buena técnica, pero le faltaba un poco de velocidad. Aldo jugó en Racing hasta la Tercera, era zaguero central; Dante jugó en San Miguel, El Porvenir, Defensores Unidos de Zárate, Laferrere, varios clubes del ascenso, era número 9 también, fuerte, metedor, de potencia. Y Hernán, que comenzó en Independiente y después pasó a Deportivo Armenio.Osvaldo Brollo, directivo de Belgrano y amigo de toda la vida, siempre dice que Hugo, Dante y yo éramos los de mejores condiciones para llegar a la Primera división del fútbol argentino. Me tocó a mí nomás porque hay muchos imponderables que se cruzan en el camino y que van más allá de las aptitudes, como le sucedió a Hugo.
También es preciso aceptar el esfuerzo que se debe hacer para poder triunfar. Es un gran sacrificio. Yo tuve esa voluntad para viajar desde Zárate a Avellaneda al principio, para irme solo de mi casa a los quince años y no volver más, para vivir en una pensión sin ninguna comodidad y con mala comida, para entrenar todos los días durante más de veinte años, con ganas o sin ganas…Tengo un montón de sobrinos y cuando voy a Zárate a veces me mezclo con ellos en algún picado, juegan bien, pero para llegar se necesita más que eso, hay que sacrificarse, vivir para esto. Y tener pasión por el fútbol. Yo nací y viví para el fútbol, jugaba todo el día, me cuidaba, no pensaba más que en esto. Y tenía confianza de que se me podía dar porque miraba los partidos por televisión y las cosas que veía en los jugadores consagrados yo las podía hacer. Eso a su vez me ayudaba, me animaba. Con mis hijos, Simón y Manuel, pasa lo mismo que con mis sobrinos, los dos juegan bien, pero a eso hay que agregarle el deseo, la fuerza interior.
''No eramos pobres,porque mi papá siempre trabajó''....Como sea pero la consigna era, y debería seguir
siendo LABURAR,SACRIFICARSE. NO ''vivir de arriba''.Le guste o no a más de uno
Eso está ligado a los valores que se perdieron casi todos por eso estamos así en todo ambito.
Domingo 15/01/2017, 14:57:58
8781 Posts - 2629 Puntos
gente ...hace falta CITAR la pagina del post alargandola 3 kms ?? solo RESPONDAN...el CITAR es para acentúar que se la está respondiendo a un usuario en concreto dentro del Tema.... si ya se sabe que le estan RESPONDIENDO al autor del Tema
Domingo 15/01/2017, 15:07:23
7082 Posts - 2481 Puntos


Lo compre en La Rural el día que lo presentaban.
Lo pude hacer firmar por el Bocha, Bertoni, Pipo Ferreiro y Marangoni y se me escapo el Tano Mircoli,ñ.
Se lo regale a lo viejo.



Gran libro, además de todas las anecdotas tiene una galeria de imágenes en el medio que no tiene desperdicio.
Domingo 15/01/2017, 15:21:24
30971 Posts - 690 Puntos
lo tengo firmado por el maestro

aguante la tia ventura
Domingo 15/01/2017, 15:30:23
564 Posts - 1414 Puntos
Lo compré el día de la presentación en la feria del libro en La Rural. Me saqué una foto con él (y también con Bertoni) y le dije que se lo firme para mi viejo. No me olvido más la felicidad y las lágrimas de mi viejo cuando se lo regalé. Gracias viejo por hacerme hincha del rojo la puta madre.
Domingo 15/01/2017, 15:39:25
61488 Posts - 20384 Puntos
De su relato saco la diferencia de actitud que teian antes los jugadores, para ellos el orgullo era ganar Copas. ahora el orgullo es Ganar Guita .
La segunda , lo del festejo con la hinchada de Racing y doy fe de ello, porque en el 67
cuando jugaron la final contra el Celtic, yo era pibe y me fui corriendo desde la canchita donde estabamos jugando hasta mi casa para verlo por TV, no jugaba Racing, jugaba un equipo argentino y festeje el gol del Chango Cardenas, y enel 70 cuando salimos campeones en el cllindro, la tribuna visitante reventaba y con mi viejo tuvimos que ir a la popular de Racing, y gritamos los goles del Rojo y festejamos, y nadie de Racing nos dijo nada, era otra epoca.
Y el Bocha se olvido decir que la noche anterior a ese partido y cuando volvieron de Italia, con Bertoni tuvieron que tirar los colchones al piso por el calor que hacia , y venia de hacer un gol historico.
Ahora cualquier pendejo para en un hotel 5 estrellas, y se hacen las estrellas de Hollywood.
Domingo 15/01/2017, 15:43:41
61488 Posts - 20384 Puntos
Escrito por osky

lo tengo firmado por el maestro

aguante la tia ventura
Ponelo en la pared de tu casa, arriba de un estante , que es un tesoro. Tengo que averiguar si lo puedo pedir por correo.
Domingo 15/01/2017, 15:56:17
55 Posts - 4 Puntos


Otras épocas.....hoy imposible.


«You'll never walk alone»
Domingo 15/01/2017, 16:10:11
502 Posts - 68 Puntos
Que lastima no poder haber vivido esos tiempo, pero verlos en la tele o que te los cuente tu viejo es impagable... los que vivimos desde oos 90 hasta ahora tenemos mas lagrimas que risas pero no por eso somos menos del rojo... VAMOS INDEPENDIENTE, QUE VIVA EL BOCHA POR SIEMPRE!!!