Viernes 12/10/2018, 22:29:23
[Música] Del vinilo al streaming
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Abro este tema para hablar sobre los distintos formatos musicales y las experiencias y preferencias de cada uno al respecto. Voy a discutir sobre los 5 formatos que más popularidad tuvieron durante los últimos 70 años, si bien existieron otros medios de reproducción que no lograron imponerse de la misma manera.
Vinilo. El disco de vinilo es un medio de sonido analógico que reinó indiscutiblemente durante las décadas de los '50s y '60s; y de hecho siguió estando vigente hasta comienzos de los '90s, sobreviviendo durante el auge del casete pero siendo desplazado cuando el CD logró imponerse. Por una cuestión generacional, yo no escuchaba mi música en ese formato, aunque tengo recuerdos de mi niñez en los '80s escuchando discos de cuentos musicales. Igual todavía conservo varios discos de vinilo que eran de mi viejo, y de vez en cuando me ponía a escucharlos en un viejo equipo Hitachi, hasta que el tocadiscos dejó de funcionar hace algunos años. Lo que más me gusta del vinilo es ese sonido cálido y sedativo difícil de percibir en otros formatos. Las desventajas eran su gran tamaño (en el caso de los LPs) y el deterioro por la manipulación o la misma reproducción, produciéndose rayaduras que afectaban al sonido con la aparición de ruidos molestos. Curiosamente en los últimos años el disco de vinilo volvió a cobrar vida, volviéndose a publicar música vieja o nueva en ese formato, debido a la preferencia de un número substancial de personas, ya sea por una cuestión de nostalgia o por el propio encanto de ese pedazo de plástico.
Casete. El casete consistía de una pequeña caja con una cinta magnética, y fue un formato muy popular entre las décadas de los '70s y '90s. Eventualmente, al igual que el vinilo, terminó perdiendo la batalla contra el CD. Es el formato que más usé durante mi adolescencia, ya sea comprando música o grabando canciones de la radio. Incluso mis primeros álbumes de los Beatles los compré en casete, porque los CDs eran mucho más caros. Con el casete y los grabadores también surgió la idea de que cada uno podía armarse su propia lista de canciones y luego sentarse a escucharla. Tenían la ventaja de ser pequeños y portátiles, lo que dio lugar al surgimiento de los walkmans; pero la calidad del sonido dejaba bastante que desear, y ni hablar cuando la cinta se enredaba en el reproductor. Pero es un formato que supo dar alegría a muchos jóvenes de mi generación.
CD. El disco compacto o CD surgió a principios de los '80s pero logró imponerse en los '90s, cuando se hizo accesible para el público general. El almacenamiento de música en forma digital permitió obtener un sonido más limpio y claro; y si uno era cuidadoso, el CD podía tener una vida útil muy larga. Los primeros CDs que compré fueron dos compilaciones de los Beatles, habiendo comprado antes los álbumes originales de la banda en casete, y realmente se notaba la diferencia de calidad de sonido. Años más tarde, cuando dispuse de más dinero, me compré todos los discos de los Beatles en CD, aunque nunca me interesé en adquirir las últimas versiones remasterizadas. Para mí el CD sigue siendo el formato físico ideal, presentando un tamaño conveniente y permitiendo acceder rápidamente a cualquier canción del disco. De todas maneras las ventas de CDs cayeron abruptamente tras la llegada de formatos comprimidos como el MP3 y la posterior difusión de música a través del streaming por internet.
MP3. Si bien existen otros formatos de compresión de audio, incluso aportando mejor calidad, el MP3 fue el que ha mostrado mayor predominio, al menos desde fines de los '90s y durante la primera década del presente siglo. Cuando parecía que el CD se había impuesto definitivamente para reinar por muchos años, llegó este formato que permitía almacenar muchísima más cantidad de música en el mismo espacio, perdiéndose un poco de calidad de sonido, apenas perceptible por el oído humano. Y dado que yo no soy un audiófilo tan exquisito, incluso puedo conformarme con archivos de una calidad de 128 kbps (la mayor calidad de MP3 es 320 kbps). Al principio uno podía meter como una docena de álbumes en un solo CD; y luego mucho más en un DVD. Los puertos USB y el aumento de capacidad de memoria de los pen-drives facilitaron aun más las cosas para el almacenamiento y la reproducción de MP3s. Debo decir que en su momento fui reacio en dejar al CD para pasar al MP3; si bien usaba al MP3 como un método de almacenamiento, a la hora de escuchar música continuaba con los CDs. Pero terminé rindiéndome cuando el láser de mi equipo empezó a fallar y entendí que no valía la pena pagar costosas reparaciones cuando podía escuchar la misma música en otro formato. Eso sí, aun en formato MP3 yo sigo escuchando los discos como fueron concebidos, con la lista original de temas, y nada de andar seleccionando canciones aisladas.
Streaming. Este fue el último gran paso en cuanto a formatos musicales, instalando un concepto absolutamente diferente, donde uno ya no almacena la música en ningún medio propio, sino que puede acceder directamente a una infinidad de canciones y discos disponibles en diversas plataformas de internet, pagando un precio relativamente módico. La modernización de los celulares también permitió que uno pueda escuchar la música que quiera en el momento y lugar que quiera. Y aquí es donde ya no me puedo adaptar a la nueva tendencia generacional, porque a mí no sólo me preocupa acceder a la música, sino que también necesito POSEER la música, de una u otra manera, aunque sea en un diminuto pen-drive que pueda tocar con mis manos. Quizás el hecho de haber crecido sin internet, o con acceso limitado al mismo, hace que me rebele contra la idea de depender de internet para poder escuchar mi música. De hecho ni siquiera tengo un celular apto para el streaming, ya que sigo con mi viejo Nokia para hacer llamadas, enviar mensajitos o escuchar música en MP3. Las nuevas generaciones ya no ven a internet como un accesorio intangible, sino como una habitación más de su vida; de hecho para ellos es un espacio gigantesco donde lo virtual es tan real como lo material.
Vinilo. El disco de vinilo es un medio de sonido analógico que reinó indiscutiblemente durante las décadas de los '50s y '60s; y de hecho siguió estando vigente hasta comienzos de los '90s, sobreviviendo durante el auge del casete pero siendo desplazado cuando el CD logró imponerse. Por una cuestión generacional, yo no escuchaba mi música en ese formato, aunque tengo recuerdos de mi niñez en los '80s escuchando discos de cuentos musicales. Igual todavía conservo varios discos de vinilo que eran de mi viejo, y de vez en cuando me ponía a escucharlos en un viejo equipo Hitachi, hasta que el tocadiscos dejó de funcionar hace algunos años. Lo que más me gusta del vinilo es ese sonido cálido y sedativo difícil de percibir en otros formatos. Las desventajas eran su gran tamaño (en el caso de los LPs) y el deterioro por la manipulación o la misma reproducción, produciéndose rayaduras que afectaban al sonido con la aparición de ruidos molestos. Curiosamente en los últimos años el disco de vinilo volvió a cobrar vida, volviéndose a publicar música vieja o nueva en ese formato, debido a la preferencia de un número substancial de personas, ya sea por una cuestión de nostalgia o por el propio encanto de ese pedazo de plástico.
Casete. El casete consistía de una pequeña caja con una cinta magnética, y fue un formato muy popular entre las décadas de los '70s y '90s. Eventualmente, al igual que el vinilo, terminó perdiendo la batalla contra el CD. Es el formato que más usé durante mi adolescencia, ya sea comprando música o grabando canciones de la radio. Incluso mis primeros álbumes de los Beatles los compré en casete, porque los CDs eran mucho más caros. Con el casete y los grabadores también surgió la idea de que cada uno podía armarse su propia lista de canciones y luego sentarse a escucharla. Tenían la ventaja de ser pequeños y portátiles, lo que dio lugar al surgimiento de los walkmans; pero la calidad del sonido dejaba bastante que desear, y ni hablar cuando la cinta se enredaba en el reproductor. Pero es un formato que supo dar alegría a muchos jóvenes de mi generación.
CD. El disco compacto o CD surgió a principios de los '80s pero logró imponerse en los '90s, cuando se hizo accesible para el público general. El almacenamiento de música en forma digital permitió obtener un sonido más limpio y claro; y si uno era cuidadoso, el CD podía tener una vida útil muy larga. Los primeros CDs que compré fueron dos compilaciones de los Beatles, habiendo comprado antes los álbumes originales de la banda en casete, y realmente se notaba la diferencia de calidad de sonido. Años más tarde, cuando dispuse de más dinero, me compré todos los discos de los Beatles en CD, aunque nunca me interesé en adquirir las últimas versiones remasterizadas. Para mí el CD sigue siendo el formato físico ideal, presentando un tamaño conveniente y permitiendo acceder rápidamente a cualquier canción del disco. De todas maneras las ventas de CDs cayeron abruptamente tras la llegada de formatos comprimidos como el MP3 y la posterior difusión de música a través del streaming por internet.
MP3. Si bien existen otros formatos de compresión de audio, incluso aportando mejor calidad, el MP3 fue el que ha mostrado mayor predominio, al menos desde fines de los '90s y durante la primera década del presente siglo. Cuando parecía que el CD se había impuesto definitivamente para reinar por muchos años, llegó este formato que permitía almacenar muchísima más cantidad de música en el mismo espacio, perdiéndose un poco de calidad de sonido, apenas perceptible por el oído humano. Y dado que yo no soy un audiófilo tan exquisito, incluso puedo conformarme con archivos de una calidad de 128 kbps (la mayor calidad de MP3 es 320 kbps). Al principio uno podía meter como una docena de álbumes en un solo CD; y luego mucho más en un DVD. Los puertos USB y el aumento de capacidad de memoria de los pen-drives facilitaron aun más las cosas para el almacenamiento y la reproducción de MP3s. Debo decir que en su momento fui reacio en dejar al CD para pasar al MP3; si bien usaba al MP3 como un método de almacenamiento, a la hora de escuchar música continuaba con los CDs. Pero terminé rindiéndome cuando el láser de mi equipo empezó a fallar y entendí que no valía la pena pagar costosas reparaciones cuando podía escuchar la misma música en otro formato. Eso sí, aun en formato MP3 yo sigo escuchando los discos como fueron concebidos, con la lista original de temas, y nada de andar seleccionando canciones aisladas.
Streaming. Este fue el último gran paso en cuanto a formatos musicales, instalando un concepto absolutamente diferente, donde uno ya no almacena la música en ningún medio propio, sino que puede acceder directamente a una infinidad de canciones y discos disponibles en diversas plataformas de internet, pagando un precio relativamente módico. La modernización de los celulares también permitió que uno pueda escuchar la música que quiera en el momento y lugar que quiera. Y aquí es donde ya no me puedo adaptar a la nueva tendencia generacional, porque a mí no sólo me preocupa acceder a la música, sino que también necesito POSEER la música, de una u otra manera, aunque sea en un diminuto pen-drive que pueda tocar con mis manos. Quizás el hecho de haber crecido sin internet, o con acceso limitado al mismo, hace que me rebele contra la idea de depender de internet para poder escuchar mi música. De hecho ni siquiera tengo un celular apto para el streaming, ya que sigo con mi viejo Nokia para hacer llamadas, enviar mensajitos o escuchar música en MP3. Las nuevas generaciones ya no ven a internet como un accesorio intangible, sino como una habitación más de su vida; de hecho para ellos es un espacio gigantesco donde lo virtual es tan real como lo material.