Lunes 19/12/2016, 03:38:14
Pedro Marchetta
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El título de Racing en el 2001 fue la gran estafa”1 ¿Por qué desapareciste del mapa en estos años? Sufrí un ACV en 2006 y no quise contarlo demasiado, lo sabían pocas personas. Durante mucho tiempo me estuve rehabilitando… pero ahora con estas 100 preguntas recupero el tiempo perdido. Es la frutilla del postre, ya me puedo morir tranquilo.2 ¿Cómo se te produjo el ACV? Estaba dirigiendo en Ecuador y a fines del 2005 me llamó mi hija porque tenían que operar a mi nieto Valentino, de 6 años. Tenía hidrocefalia. Hablé con el presidente del club, Isidro Romero Carbo, dejé allá al Mono Irusta, mi ayudante, y me vine de raje para estar cerca de mi hija y de mi nieto. No me importaba nada. Lo operaron el 21 de diciembre, salió todo bien y estuve en casa hasta el 5 de enero. Lo miraba todas las noches y me entró a agarrar como un pánico, miedos, y de golpe se me durmió la pierna, me pellizcaba y no la sentía.3 A la clínica volando… Me tiré a dormir un rato y al levantarme me sentía mal, se me iba la lengua. Llamamos a Juan Eujanian, mi médico, un hermano de la vida, que pidió que me llevaran urgente a la clínica y me salvó. El accidente cerebro vascular estaba en plena evolución. El ACV te da 6 horas de chance: si te meten un catéter y te destapan la arteria, no tenés problemas. Por eso zafé.4 ¿Cuánto tiempo estuviste internado? En esa clínica, en Córdoba capital, 20 días, y después fui a otra en Tanti, donde estuve 8 meses más. No podía hablar ni caminar. Y entonces arranqué con la rehabilitación.5 ¿En cuánto tiempo te recuperaste? Todavía estoy en recuperación. Ahora no me duele nada, la pierna esta (se toca la izquierda) no tiene fuerza y este brazo lo tengo medio inmóvil, pero ya mejorará. Antes, no podía hablar ni una palabra y me reeduqué, habré tardado dos años en volver a hablar bien. Ahora lo hago más cadencioso y me cansa hablar demasiado. Tendría que ir todos los días a hacer fuerza de piernas y fonoaudiología, pero voy día por medio. Ya haré bien los deberes…6 ¿Qué te falta? Me falta un poco de suerte (risas). En realidad, tengo más suerte que Charles Ingalls, viste, que se le rompía la carreta, la casa, todo…
7 No te podés quejar: muchos se mueren por el ACV o quedan con secuelas terribles… Zafé, sí, me hicieron laburar 8 horas por día, pero bueno… ¿Sabés qué me salvó? Que se reunieron Dios y el Diablo allá arriba y empezaron: “Agarralo vos al Negro”, “No, agarralo vos”, y no me quiso agarrar nadie. El 52 % de los que tienen ACV parte, seguro había varios que deseaban que partiera, pero aquí estoy…
8 ¿Por qué en todas tus charlas técnicas criticabas a los rivales? Era para motivar a los muchachos (risas). Yo siempre hacía una introducción a la charla táctica, por ahí aparecía con el diario debajo del brazo y les comentaba algo que había pasado en la semana para ir entrando en clima. No me gustaba arrancar diciendo: “Vamos a jugar así, así y así”. Después, trataba de motivarlos. ¿Qué le iba a decir a Carrario: “Ojo que Ruggeri en la primera te parte una pierna y en la segunda te rompe la nariz con un codazo”? Noooo. Le decía: “Apuntale y tirale la pelota larga, que Ruggeri es una cabina telefónica: pasás, ponés una ficha, hablás y seguís”, ja, ja, ja.
9 Esa vez, Ruggeri se enteró… El Cabezón lo conocía al pelotudo este de Carrario y entonces apenas empezó el partido lo veo a Ruggeri apoyándole la mano en el hombro y hablándole. Así varias veces. “¿Qué te dijo Marchetta de mí, qué te dijo?”, le insistía. Hasta que le dijo. San Lorenzo nos ganó sobre la hora 2-1 y Ruggeri vino a gritármelo a la cara. Un crack el Cabezón, el último caudillo del fútbol argentino. Y Carrario, un cagón.10 Contame otra. La del colchón de dos plazas la usaba mucho con los arqueros. Hasta con los propios. Me pasó con Fossati, en Central. Viene un día Enzo Genonni, mi gran amigo, el mejor representante que conocí, lejos, y me dice: “Carlitos Gay no quiere venir”. Ya empezaba el campeonato. Teníamos un amistoso en San Pedro, 40 grados, y me cae Fossati con un buzo de lana. “Es lo que hay”, me dice Genonni. Lo probé a la noche en un amistoso con un combinado de San Pedro, que era muy picante. Se armó un tumulto por una patada de Chaparro. ¿Viste lo que era Chaparrito, no? Se te ponía enfrente y no sabías si tenía mal aliento u olor a pata, de lo petiso que era, ja, ja, y ahí salió Fossati del arco y empezó: “¿Quién quiere pelear? Vengan de a uno”. A la noche le dije al vicepresidente: “A este uruguayo hacele contrato”. Vi su personalidad y la importancia para el grupo. Jugó los 42 partidos del campeonato.11 ¿Y el colchón? Yo le decía a Jorge: “Vos sos tan malo, que te tiro un colchón al arco y no lo atajás”. Un colchón de dos plazas, eh. Y no de costado, de frente (risas). Se cagaba de risa. En las prácticas jugaba de wing derecho, tenía la voz grave, enseguida los muchachos lo bautizaron “Menotti”, porque se parecía al Flaco. Me invitaba a su pieza a tomar mate y a fumar y charlábamos mucho de fútbol. Pero la del colchón se la decía a mis jugadores en la charla: “Patéenle a Fulanito que no ataja ni un colchón de dos plazas de frente”.12 Una más. Es que yo también tenía algunos que me cebaban. Estábamos concentrados con Central antes de jugar con el Vélez de Bianchi y andaban el Kily y Vitamina, unos hijos de puta bárbaros, que me hacían señas de “¿Y a Chilavert qué le decimos?”. Les hablé: “Nada, qué le vamos a decir, si Chilavert por un dólar mata a la madre, así que por 100 mata a toda la familia y a nosotros también”. La contó Chila en la tele, un fenómeno. Les ganamos 3-1. Y hablando de arqueros, está la del famoso Antún, en Instituto, ¿la conocés?13 Te escucho. Se me había lesionado el titular y este Antún andaba bárbaro en los entrenamientos. Se venía Español de López-Caballero, un equipazo que trabajaba muy bien la pelota parada. Perdimos 4-0 con cuatro cagadas monumentales de Antún. Al otro día, se me acercó en el vestuario: “Pedro, le vine a decir que no cuente más conmigo, voy a largar el fútbol”. Le contesté: “¿Por qué no me lo dijiste ayer antes del partido, hijo de puta?”, ja, ja…
7 No te podés quejar: muchos se mueren por el ACV o quedan con secuelas terribles… Zafé, sí, me hicieron laburar 8 horas por día, pero bueno… ¿Sabés qué me salvó? Que se reunieron Dios y el Diablo allá arriba y empezaron: “Agarralo vos al Negro”, “No, agarralo vos”, y no me quiso agarrar nadie. El 52 % de los que tienen ACV parte, seguro había varios que deseaban que partiera, pero aquí estoy…
8 ¿Por qué en todas tus charlas técnicas criticabas a los rivales? Era para motivar a los muchachos (risas). Yo siempre hacía una introducción a la charla táctica, por ahí aparecía con el diario debajo del brazo y les comentaba algo que había pasado en la semana para ir entrando en clima. No me gustaba arrancar diciendo: “Vamos a jugar así, así y así”. Después, trataba de motivarlos. ¿Qué le iba a decir a Carrario: “Ojo que Ruggeri en la primera te parte una pierna y en la segunda te rompe la nariz con un codazo”? Noooo. Le decía: “Apuntale y tirale la pelota larga, que Ruggeri es una cabina telefónica: pasás, ponés una ficha, hablás y seguís”, ja, ja, ja.
9 Esa vez, Ruggeri se enteró… El Cabezón lo conocía al pelotudo este de Carrario y entonces apenas empezó el partido lo veo a Ruggeri apoyándole la mano en el hombro y hablándole. Así varias veces. “¿Qué te dijo Marchetta de mí, qué te dijo?”, le insistía. Hasta que le dijo. San Lorenzo nos ganó sobre la hora 2-1 y Ruggeri vino a gritármelo a la cara. Un crack el Cabezón, el último caudillo del fútbol argentino. Y Carrario, un cagón.10 Contame otra. La del colchón de dos plazas la usaba mucho con los arqueros. Hasta con los propios. Me pasó con Fossati, en Central. Viene un día Enzo Genonni, mi gran amigo, el mejor representante que conocí, lejos, y me dice: “Carlitos Gay no quiere venir”. Ya empezaba el campeonato. Teníamos un amistoso en San Pedro, 40 grados, y me cae Fossati con un buzo de lana. “Es lo que hay”, me dice Genonni. Lo probé a la noche en un amistoso con un combinado de San Pedro, que era muy picante. Se armó un tumulto por una patada de Chaparro. ¿Viste lo que era Chaparrito, no? Se te ponía enfrente y no sabías si tenía mal aliento u olor a pata, de lo petiso que era, ja, ja, y ahí salió Fossati del arco y empezó: “¿Quién quiere pelear? Vengan de a uno”. A la noche le dije al vicepresidente: “A este uruguayo hacele contrato”. Vi su personalidad y la importancia para el grupo. Jugó los 42 partidos del campeonato.11 ¿Y el colchón? Yo le decía a Jorge: “Vos sos tan malo, que te tiro un colchón al arco y no lo atajás”. Un colchón de dos plazas, eh. Y no de costado, de frente (risas). Se cagaba de risa. En las prácticas jugaba de wing derecho, tenía la voz grave, enseguida los muchachos lo bautizaron “Menotti”, porque se parecía al Flaco. Me invitaba a su pieza a tomar mate y a fumar y charlábamos mucho de fútbol. Pero la del colchón se la decía a mis jugadores en la charla: “Patéenle a Fulanito que no ataja ni un colchón de dos plazas de frente”.12 Una más. Es que yo también tenía algunos que me cebaban. Estábamos concentrados con Central antes de jugar con el Vélez de Bianchi y andaban el Kily y Vitamina, unos hijos de puta bárbaros, que me hacían señas de “¿Y a Chilavert qué le decimos?”. Les hablé: “Nada, qué le vamos a decir, si Chilavert por un dólar mata a la madre, así que por 100 mata a toda la familia y a nosotros también”. La contó Chila en la tele, un fenómeno. Les ganamos 3-1. Y hablando de arqueros, está la del famoso Antún, en Instituto, ¿la conocés?13 Te escucho. Se me había lesionado el titular y este Antún andaba bárbaro en los entrenamientos. Se venía Español de López-Caballero, un equipazo que trabajaba muy bien la pelota parada. Perdimos 4-0 con cuatro cagadas monumentales de Antún. Al otro día, se me acercó en el vestuario: “Pedro, le vine a decir que no cuente más conmigo, voy a largar el fútbol”. Le contesté: “¿Por qué no me lo dijiste ayer antes del partido, hijo de puta?”, ja, ja…